Presentación

No es como antes, los chicos ahora son más inteligentes. Es una frase que escuchamos a diario y que forma parte de las conversaciones de abuelos, padres y maestros. Se maravillan ante un niño que conoce de memoria decenas de nombres de dinosaurios, sus hábitos alimenticios y tamaño. Pero por más académicos, científicos e inteligentes que nos parezcan estos conocimientos, no difieren de la capacidad de memorizar la lista de equipos completos de fútbol o las tablas de multiplicar que repetíamos en nuestra infancia.

 

El mundo actual en el que vivimos junto a nuestros niños, tiene una oferta inmensa de información e imágenes sobre temas científicos y tecnológicos, constantemente está presente la problemática ambiental en nuestro discurso y somos tecno-dependientes, de nuestros celulares, Internet, GPS, etc. Pero esto no significa que entendamos la ciencia y la tecnología, padecemos y gozamos de sus beneficios sin ser demasiados consientes ni comprenderlos y sus principios nos resulta crípticos, casi mágicos.

 

¿En qué consiste ese desacople entre el vivir y el comprender nuestra civilización tecno-científica? El primer conflicto reside en las diferencias, así se trate del mismo idioma, entre el lenguaje cotidiano y coloquial y el científico; mientras unos hablan de estadios larvales de un coleóptero cerambícido otros prefieren llamarlos bicho taladro.

 

A las diferencias de lenguaje debemos sumarle el desconocimiento de los procesos y de los principios o leyes de la ciencia detrás de los mismos; así todos saben que las plantas necesitan luz para vivir, pero la mayoría no puede explicar cómo es que se vincula luz y supervivencia, en otras palabras, en que consiste la fotosíntesis.

 

Y por cierto, pocos conocen cual es la metodología del trabajo científico, como se construye el saber, como se analizan las evidencias, se argumenta, interpreta y explica; de saberlo rechazarían la expresión tan frecuente en las publicidades “científicamente comprobado”, pues la ciencia no prueba sino que indaga.

 

Para sentirnos inteligentes en nuestra sociedad actual y poder interpretar el mundo que nos rodea, debemos alfabetizarnos científicamente, tanto en el sistema educativo formal, como informalmente a través de la divulgación y difusión científica.

 

La Fundación Azara es una institución de nuestro país que viene trabajando en generar una transición, un ecotono, que sirva de puente entre el mundo académico y el cotidiano, ayudando a que los científicos dejen de ser vistos como “genios” y a los “simples mortales” a sentirnos menos ignorantes.

 

Dr. Tristán Simanauskas

Alfabetización científica

Históricamente la alfabetización consistió en capacitar a las personas a leer, escribir y hacer cuentas de algebra sencillas; pero hoy en día esas capacidades no implican estar alfabetizado.

 

Vivimos en una sociedad cultural y tecnológicamente compleja y el conocer sujetos, objetos, procesos e ideas, entender cómo se interrelacionan y saber cómo utilizar estos saberes cuando los necesitamos, darle un sentido a nuestro entorno, esa es la nueva alfabetización.

 

Desde hace al menos cinco siglos, la ciencia y la tecnología rigen todos los aspectos de nuestra vida cotidiana; nos desplazamos en maquinarias complejas como un automóvil o un tren, consumimos pan con fibras para mantener nuestra salud corporal o abrimos una página de Internet para buscar información.

 

Si bien podemos andar por la vida sin saber las leyes de la termodinámica que rigen el motor a combustión o de qué manera influye tal o cual alimento en el metabolismo de nuestras células, la alfabetización científica implica un entendimiento y comprensión de estas leyes y principios, nos permite saber el cómo, para y porqué y así ser capaces de tomar decisiones conscientes y responsables.

 

Pero alfabetizar científicamente no significa brindar información, pues si es por datos, estos abundan. Las bibliotecas y sus libros, así como Internet y sus páginas, están repletos de valores, nombres y definiciones; pero siempre necesitamos un contexto, un marco conceptual dentro del cual interpretarlos transformándolos así en útiles.

 

La alfabetización científica implica dos procesos, por un lado la comprensión científica del mundo que nos rodea pero también la adquisición y práctica de los modos de hacer la ciencia que implican hacerse preguntas, ejercitar un pensamiento crítico y autónomo, interpretar las evidencias, argumentar y construir modelos explicativos, contrastar los resultados y debatirlos con otros.

 

Y es en ese encuentro con los otros, para compartir universos, preguntas y algunas respuestas, que surgen las instituciones académicas pero también los clubes de ciencias.

Club de ciencias

“Un club de ciencias es una asociación de jóvenes, orientados por docentes, que buscan realizar actividades de educación y divulgación, con el propósito de despertar o incrementar el interés por la ciencia…” Bazo, (2011).

 

Podemos ampliar esta definición agregando además que son asociaciones creadas por grupos de niños, jóvenes o adultos que comparten su interés por la ciencia y la tecnología, que intercambian ideas y realizan actividades por fuera de la dinámica escolar.

 

El concepto de asociación alude al agrupamiento o reunión de personas en torno de un objetivo o interés determinado, pero no un cúmulo caótico sino organizado en torno a una serie de normas. Como cualquier otro club, social o deportivo, también requiere de un estatuto o reglamento, autoridades, comisiones, reuniones y asambleas; aunque esta organización surge posteriormente, cuando sus integrantes se han consolidado como grupo humano y sienten la necesidad de darle estructura al mismo.

 

Un club de ciencias puede crearse en el seno de un establecimiento escolar, un museo, un área natural protegida, un centro cultural, un club social o institución barreal.

 

En contraste con el ámbito educativo formal, escolar e institucional, el de los clubes es un escenario no formal, en el que sus miembros se proponen resolver un problema a través de una investigación o la elaboración de un objeto tecnológico. Las actividades que desarrollen tenderán a un acercamiento del club a su contexto y a su comunidad, a través de la ciencia, la tecnología y la innovación.

 

La enseñanza de las ciencias y de las tecnologías debe fortalecerse en las instituciones educativas, y la creación y organización de un club de ciencias en ese mismo ámbito se presenta como una herramienta valiosa pues amplia y permite abordar el estudio de la ciencia desde otro contexto.

 

La fortaleza del club reside en que sus miembros no son “obligados” a participar y la decisión voluntaria de sus miembros incrementa el compromiso con el grupo, con sus propios intereses, en actividades que lo involucran en el hacer y en donde básicamente quiere estar y se divierte.

 

Los integrantes son motivados por su interés particular y colectivo en la ciencia y es en el club donde encuentran los compañeros, el espacio, los materiales, la bibliografía y el asesoramiento para poder canalizar sus intereses.

 

Además, en los clubes de ciencias sus miembros encuentran un espacio ideal que contribuye al desarrollo y construcción de su vocación, estimulando a descubrir sus intereses, aptitudes, dificultades y capacidades.

Orientadores

Los integrantes o miembros de un club de ciencias, deben contar con docentes orientadores. Estos tienen una tarea muy importante que es la de canalizar, dar cauce a la inquietudes de los distintos miembros así como detectar esas inquietudes para poder de esta manera organizar eficientemente las actividades y que las mismas puedan permanecer en el tiempo.

 

También deben ayudar a compatibilizar esas inquietudes y proyectos con los objetivos y líneas de trabajo propios del club.

 

La tarea a desarrollar por los orientadores es clave, ya que no solo se limita a asesorar en contenidos sino también en proponer actividades y supervisarlas a lo largo de su desarrollo así como propiciar y facilitar la interacción con otros clubes e instituciones.

Actividades

Un club de ciencias es un espacio para realizar actividades de educación, divulgación y culturales y a la vez un generador y contenedor de muchas otras actividades, pero sin dudas es el taller de ciencias la actividad que define al club.

 

En distintas instituciones pueden llevarse adelante talleres de ciencias, pero un club de ciencias sin un taller, sin un espacio para el desarrollo de proyectos de investigación, no sería tal.

Taller de ciencias

Este es un espacio privilegiado para los proyectos de investigación que pueden abarcar las ciencias experimentales, exactas, sociales, informáticas y tecnológicas.

 

Las actividades del taller, tanto individuales como de equipos, incluyen la búsqueda, lectura, análisis y recopilación de la información básica y específica, el diseño del proyecto y por supuesto, las actividades de laboratorio.

Salidas de estudio

Las salidas de estudio son la segunda actividad en importancia de un club de ciencias. Realizar salidas de campo y campamentos científicos permiten el contacto y observación directa del objeto o la problemática a investigar y el análisis del contexto. Las visitas a museos, centros de investigación o empresas tecnológicas, propician el encuentro con aquellos profesionales, científicos y tecnólogos.

Extensión

La extensión cultural también forma parte de las actividades de un club y son la exteriorización, la articulación con la comunidad a la que pertenecen. Sus actividades deben ser visibles por ejemplo en ferias de ciencias y exposiciones.

 

Estas actividades de extensión incluyen además las conferencias, charlas y cursos abiertos así como la biblioteca o un museo del club a ser visitado por toda la comunidad.

Difusión

La difusión y divulgación es otra actividad fundamental, como la creación de una revista, boletín periódico o página web. Aunque estas actividades se enumeren separadamente y en determinado orden, las mismas se entrelazan, articulan y complementan constantemente. Por ejemplo, a partir de la visita a un museo, se puede despertar una inquietud que se transforma en una idea para un trabajo de investigación, para el cual se necesita otra salida para obtener muestras en el campo y luego con ellas continuar las tareas de investigación en el club. Los resultados de estas investigaciones pueden posteriormente presentarse en la feria de ciencia y publicarse en la página web del club, a la vez que el material ya estudiado puede pasar a formar parte de la colección, pero esta vez del museo del club.

 

Pero no por estar presentes en la lista significa que todas deben ser realizadas; cada club va a darle mayor importancia a una u otra o a varias. Esto surge de las propuestas de cada nucleamiento o grupo de socios y parte de las características socio-culturales de la comunidad que integran, de su contexto.

 

Cualquiera que sea el caso, lo valioso está en disponer de un espacio para trabajar libremente en temas de su interés y en poder establecer vínculos con otras personas que comparten sus inquietudes e intereses.

Requerimientos

Así como el taller científico es el corazón de la actividad de un club de ciencias, el laboratorio es el ámbito físico y operacional donde el taller cobra vida y se materializa.

Laboratorio

El enfoque que se le dé al club, va a determinar el tipo de material, instrumental e infraestructura que requerirá ese laboratorio.

 

Por ejemplo, un club orientado hacia las ciencias naturales y ambientales requerirá instrumental y reactivos químicos, medidores de parámetros físicos, lupas y microscopios, terrarios, acuarios, etc.

 

En un club donde la actividad se centre en la informática, las matemáticas o las ciencias sociales, deberá contar con computadoras y programas adecuados para las distintas investigaciones, mientras que los clubes con una orientación más tecnológica deberán contar con herramientas y maquinarias para poder construir los proyectos y prototipos.

Sala de reuniones

También resulta ideal que el club cuente con un salón de reuniones, para poder llevar adelante las actividades sociales y de extensión, contando un proyector o televisor, equipos de audio, etc.

Biblioteca

Ningún club podría prescindir de una base de datos, una biblioteca, en la que sus miembros tengan acceso a libros, revistas, recortes periodísticos, tanto en formato papel como terminales de acceso a Internet para poder contar con datos, imágenes y bibliografía digitalizada.

Red de Clubes de Ciencias de la Fundación Azara

Las actividades de un club de ciencias requieren de la articulación y conexión del mismo con otros clubes, instituciones científicas y/o tecnológicas.

 

La Fundación Azara, a través de su Red de Clubes de Ciencias tiene como objetivos:

 

• Promover la generación de estos espacios de educación no formal para así fomentar el interés por las actividades científicas y tecnológicas.

• Propiciar y facilitar la conexión de los clubes de ciencias entre sí, brindarles apoyo, trabajar y crecer juntos.

• Colaborar activamente proveyendo a los clubes que integran la red de material educativo.

 

Estos objetivos la Fundación Azara los expresa en diversas formas de intercambio de experiencias entre los clubes, como ser las interacciones directas en encuentros presenciales y en redes sociales, y en espacios de trabajo conjunto tales como los talleres, capacitaciones y proyectos de ciencia ciudadana.

 

Los clubes de ciencias, existentes o a crearse, pueden inscribirse mediante un formulario electrónico que está disponible en www.fundacionazara.org.ar, para ser reconocidos como parte de la red.

 

El club de ciencias para integrar la red debe funcionar en el ámbito de un establecimiento escolar, un museo, un área natural protegida, un centro cultural, un club social o instituciones afines.

 

Esta iniciativa de la Fundación Azara intenta complementar otros esfuerzos que ya se vienen realizando desde los organismos gubernamentales, entre los que cabe destacar la Red de Clubes de Ciencias del Programa de Popularización de la Ciencia del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

Bibliografía

Bazo, R. H. (2011). El club de ciencias y la indagación escolar. Buenos Aires: Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Bazo, R. H. y Santiago, A. O. (1981). Investigación científica en la escuela: Ferias de Ciencias y Tecnología. Editorial Plus Ultra, Buenos Aires.

Bono, L. C. y otros (2012). Club escolar de ciencias y tecnología. Ministerio de Educación y Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, Dirección de Jurisdicción de Divulgación y Enseñanza de las Ciencias.

http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-CBA/publicaciones/documentos/Club%20de%20ciencias
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Fourez, G. (1998). Alfabetización científica y tecnológica acerca de las finalidades de la enseñanza de las ciencias, Colihue, Buenos Aires.

Furman, M. (2004). Alfabetización científica: ¿cómo, cuándo y por qué?

http://portal.educ.ar/debates/eid/ciencia/publicaciones/
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Fundación de Historia Natural Félix de Azara (2016). Página oficial. http://www.fundacionazara.org.ar

Klimovsky, G. (1994) Las desventuras del conocimiento científico, AZ editora, Buenos Aires.

Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva (2016). Clubes de ciencias. http://clubes.mincyt.gob.ar/index.php

Pinto, S. E. (2009). Creación del club de ciencias escolar – proyecto de trabajo.

http://portal.educar.org/foros/creacion-del-club-de-ciencias-escolar-proyecto-de-trabajo

Santiago, A. O. y Bazo, R. H. (1992). Actividades científicas. Editorial Plus Ultra, Buenos Aires.

Documento sobre la Red de Clubes de Ciencia de la Fundación Azara (2016). Aquí se puede acceder al mismo de forma libre y gratuita.

Formulario de postulación

Para que un club de ciencias pueda ser parte de la red, el docente orientador del mismo debe enviar el siguiente formulario:

    *Institución en la cual radica (establecimiento escolar, un museo, un área natural protegida, un centro cultural, un club social o instituciones afines):

    *Fecha de creación

    Datos del docente orientador